Quienes tuvimos la oportunidad de compartir momentos de la vida con Augusto Ángel Maya, conocimos la grandeza de la sencillez y de la humildad auténticas, que son posibles sólo con seres de carácter fuerte y de formación sólida. No gustaba de las cosas a medias, fáciles, superficiales, cuando se interesaba en algo iba al fondo del asunto, no importaba el esfuerzo necesario para lograrlo. La dinámica de su vida estuvo siempre inmersa en la creación intelectual y la palabra, un compromiso con la vida y con lo humano, sin que esto le llevara a sacarle de la naturaleza y buscarle un sitio entre los espejismos míticos, convertidos en su tiempo en un instrumento de sometimiento y abuso. Apasionado en la defensa de sus convicciones, de la libertad y de los derechos de aquellas poblaciones vulnerables, víctimas del abuso de poder, cualquiera que este fuera.
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