Cuando se escribe o se habla en términos epistemológicos se puede caer en dos graves extremos: supeditar cualquier tema de discusión científica en el orden de la larga tradición y de los gustos filosóficos, o restringir los planteamientos en el marco preestablecido de una determinada área de estudio puesta en cuestión.
Más que encuentros entre filósofos y científicos, se presentan desencuentros, entre quienes tienen una presumible visión integral de los planteamientos epistemológicos desde las escuelas filosóficas ---con la gran agravante, muchas veces, de desconocer los procesos, técnicas e instrumentos de la investigación científica--- o con aquellos que poseen el saber inherente que le ofrecen sus disciplinas, sin contar, con “la formación global” que le permiten reflexionar más allá de las mismas...
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